GERMÁN LEQUERICA
Iquitos, 1932 – 2002
Siendo adolescente dirigió la revista estudiantil Unanue, , órgano de su colegio en Lima,
iniciándose desde temprano en el ejercicio de la literatura. Dejó sus estudios
de letras en la Universidad Católica
para regresar a Iquitos y enrolarse en el periodismo y en las luchas sociales
de su pueblo. En 1952 publica SELVA LÍRICA, junto con
Raúl Hidalgo Morey y Daniel Linares Bazán.
En 1957, como parte de la 1ra. Jornada del Libro
Loretano, publica: LA
BÚSQUEDA DEL ALBA, poemario
de madurez cabal, transgresor de los patrones estéticos de entonces y de
profunda emoción social.
Publicó, luego, el libro de cuentos ESE MALDITO VIENTO y la novela para niños EL VIAJE DE LA VIDA.
Posteriormente, los libros de cuentos EL SOPLADOR Y EL TIGRE (1987) y EL SOPLADOR Y EL CHULLACHAQUI (1994)
En edición bilingüe alemán-castellano en Wiesbaden 1999,
se publica la plaqueta CANTOS PARA EL MENDIGO Y EL REY, de la poetisa amazónica Sui-Yun, que incluye el
poema “Ahasverus” de Germán Lequerica.
Textos
AHASVERUS
"El hombre es una sombra que pasa"
David
"El hombre es una sombra que pasa"
David
Los caminos sintieron el instante
en que Ahasverus descolgó sus sandalias
de fuego, y gimieron, borraron las
señales de sus nombres para que los viajeros
no los vieran florecer. Se apartaron del mundo.
Así, mientras las luces y las sombras se amaban libremente,
los deseos furtivos sólo pudieron anidar
en los crepúsculos audaces, en los celajes
cuya frecuente exactitud desataba la
euforia de los días, en la virtual sonrisa
de los rostros perdidos, y en el tiempo
que pasa y no sabe que pasa.
Pero Ahasverus viene, se acerca irreverente. Su paso
redoblante incendia la pradera, abre desdichas en
las paredes de los sueños, satura de
sonidos calcinantes los oídos mortales
y otea como un lince los abismos del alma.
Por ello, para escapar del laberinto, he sembrado en
el viento que se aleja mis esporas
de albatros y he plegado mis alas de ceniza.
Después que haya pasado me sumaré a su sombra
y erraré junto a él, sin deseos, sin esperanza alguna.
Con los pies en el aire, libre al fin, cumpliré sin saberlo
mi destino de larva
de papel.
Iquitos, Perú 10/09/99
en que Ahasverus descolgó sus sandalias
de fuego, y gimieron, borraron las
señales de sus nombres para que los viajeros
no los vieran florecer. Se apartaron del mundo.
Así, mientras las luces y las sombras se amaban libremente,
los deseos furtivos sólo pudieron anidar
en los crepúsculos audaces, en los celajes
cuya frecuente exactitud desataba la
euforia de los días, en la virtual sonrisa
de los rostros perdidos, y en el tiempo
que pasa y no sabe que pasa.
Pero Ahasverus viene, se acerca irreverente. Su paso
redoblante incendia la pradera, abre desdichas en
las paredes de los sueños, satura de
sonidos calcinantes los oídos mortales
y otea como un lince los abismos del alma.
Por ello, para escapar del laberinto, he sembrado en
el viento que se aleja mis esporas
de albatros y he plegado mis alas de ceniza.
Después que haya pasado me sumaré a su sombra
y erraré junto a él, sin deseos, sin esperanza alguna.
Con los pies en el aire, libre al fin, cumpliré sin saberlo
mi destino de larva
de papel.
Iquitos, Perú 10/09/99