23.1.11















 RAÚL DEL AGUILA ROJAS

Rioja, 1954




Bibliotecario. Gestor cultural y folklorista, estudioso y difusor de las tradiciones de la amazonía.

      Cultiva con excelencia y humor el arte de la narración oral.  En 1989, con un grupo de intelectuales fundó la Asociación Cultural Rupacucha.  Es el alma y vida del Carnaval Riojano. Creó en su propia casa el Museo Toé.  La mayor parte de sus escritos están aún inéditos.

Ha publicado:  Rupacucha  (2002) y los títulos: El Carnaval Riojano (1998), Invitación / Antología de la Poesía Riojana (1999) e Historia y Leyenda del Cristo de Bagazán (2005); al alimón con Luis Salazar Orsi.

TEXTOS:

                                      UNA NOCHE DESPEGANDO PAJA
                           (Estampa Costumbrista)




PERSONAJ ES

Prudencia, la madre
Neptalí, el padre
Shesha, el hijo de ambos
Maiga, comadre de Prudencia y Neptalí
Zoila, hija de Maiga.
Un niño, una niña


PRUDENCIA (Barriendo su casa, Canta "Salta, Salta Yanasita”).
NEPTALÍ (Entra): ¡Hola, vieja!
PRUDECIA.: A tiempo llegas, ayúdame a mover esta banca, acomódale por acasito.
NEPTALÍ: ¿Qué va haber, baile?
PRUDENCIA: Ya vuelta. En eso nomás piensas, baile-huicsa,  No te acuerdas de lo que tey contado anoche, que ley invitado a la comadre Maiga y a la Celinda, para que me ayuden a despegar paja ahora.  Mañana tengo que entregar dos cargas a Don Cashicho.  Menos mal lindo día ha hecho ahora, Tata Diosito ha permitido que se seque toda mi paja.
NEPTALÍ: ¿Y van a acabar de despegar dos Cargas?  Piensa que son treinta manojos cada carga.
PRUDENCIA: Baaah. Tú también tienes que ayudar. Al fin con la plata que nos paguen vamos a poder completar para el pasaje de nuestro hijo Shesha.
NEPTALÍ: Ese bendito muchacho.  No le gusta la chacra.  Le quiero dar la mitad del terreno para que haga su arrozal... Bueno, que se vaya ya pué.  Dicen que en Lima hay hartas mujeres viejas y viudas que malísimo les gusta los hombres de la Selva; de repente el Shesha ha de conquistar unita.
PRUDENCIA: Deja ya de estar hablando tonterías.  Apura ya,  anda a recoger esa paja que se ha soleado en la percha.
SHESHA (entra en escena un poco mareado) : Hola mami.
PRUDENCIA:  Hijito, dónde has estado.  Todo el día te he esperado.
SHESHA: Estado despidiéndome de los amigos con una botellita de uvachado.
PRUDENCIA: Tienes que ayudarme hoy de noche a despegar paja.  Va venir mi comadre Maiga también.
SHESHA:¿Le va traer a su hijita?
PRUDENCIA: Mañoso, eso nomás piensas.  Maltonita todavía está la Zoilita, filanlla con su madre anda. Hasta ahora creo que nadie todavía le ha hecho turbachir.
SHESHA: Ahora va ser su gran día.
NEPTALÍ (Entra en escena con un poco de paja)  Aquí está la paja. Ya se hace tarde, ahora sí, Prudencia, ¿Has preparado el cuchiyacu?
SHESHA: Papá, te acompaño y te ayudo la alforja.
NEPTALÍ: Oy Shesha,  ¿otra vez estás borracho?  Si sigues en ese plan te vas a volver machaysiqui.
SHESHA:No, papi. Sólo me estaba despidiendo de mis patas.
NEPTALÍ: Pero ni siquiera compramos tu pasaje, ni sabemos cuando vas a viajar y ya te estás despidiendo. Qué mal pretexto has buscado.  Prudencia, ¿Y el cuchiyacu?
PRUDENCIA: Ahí está, bajo la barbacoa.  Has de estar viendo cual de esos caponcitos vamos a matar para el fiambre.
NEPTALÍ: Sí le estamos viendo a ese ñatito  con aretes. Ese está buenazo.

(salen Neptalí y Shesha.  Entran Maiga y Zoila.)

MAIGA: Úju, úju, cumita, ya estamos aquí.
PRUDENCIA: Pasa, cumita.. Hola, Zoilita. ¡Ah lindura tu hijita, cumita!  Siéntense por acasito
MAIGA: La Celinda me ha dicho  que primero le va atender a su marido  cuando llega de la chacra. Después va venir a despegar.

(Empiezan a despegar la paja sentándose en círculo sobre escabeles.)

SHESHA: (Entra en escena muy contento.) Buenas noches, doña Maiga.  Hola, Zoilita, que me cuentas, muchos días no te he visto.
ZOILA: Mi mamá no me deja salir de mi casa.
MAIGA: Zoilita, ven acá, hijita. Acá hay un campito.  Y,  cumita, ¿ya han terminado de sembrar el frejol?
PRUDENCIA: No, comadrita, chacra grande ha hecho el Neptalí.  Está buscando peón.  Y de ti, cumita,  ¿siguen destilando aguardiente?
MAIGA:  Sí, cumita. Eso está mejor que hacer chacra, tanto machashca que hay aquí en Rioja. Rapidito se acaba el trago y a buen precio está.

(Zoila se levanta ante las insinuaciones que le hace Shesha de tras de la puerta de la calle)

MAIGA: Zoilita, ¿adonde vas?
ZOLILA: A hacer una necesidad.
MAIGA: No te alejes mucho.  En ese solar del frente nomás te has de ir. A esta mi hija, comadrita, tengo que estar cuidándole.  Hay un rangacho de muchacho que le anda persiguiendo.  Tengo miedo que le pase como a mi
otra hija que ha tenido su engaño con un hombre casado.
PRUDENCIA: Los hijos hombres tambien nos dan problemas, cumita. Por ejemplo, de mí purito berracos han resultado y vieras cómo andan, moshacos son; todo su plata acaban en esos afuanes, los días sábados no aparecen ni a dormir.
MAIGA: Cómo ya pue, comadrita, a quien ya vuelta le han sacado, cuando mi compadre Neptalí, añuje de un solo hueco ha sido toda la vida.
¡Ja-ja-ja-jaaayyy!
UNA NIÑA: (Entrando): Mamita, mamita, a la Zoila el Shesha le está apretando pie del cerco de doña Celinda.
MAIGA: Una valienta, qué necesidad ya se ha ido a hacer. ¡Zolila, Zoila, so sinvergüenza! Mira comadrita, a esta muchacha le está inquietando tu hijo no sé con que intenciones; ya me estado dando cuenta desde el otro día.
SHESHA (Entrando.): No, doña Maiga,: la Zoilita me ha llamado cuando estaba pasando porque el tunchi le estaba tentando; por allá por ese solar está silbando el tunchi.
PRUDENCIA: Ay Jesús bendito, otra vez; anoche también le he escuchado, hasta la madrugada ha silbado; segurito tapia está anunciando.  Malísimo tengo miedo.  Mejor ya no viajes, hijito,, de repente te va a suceder algo malo.  Eso que silbe el tunchi es peligroso.
MAIGA: A mí también me ha asustado ayer cuando estoy tejiendo mi borsalino: no pué a mi patecito remojador que estaba a mi costado le ha llevado hasta el pie de la tuchipa.
PRUDENCIA: Hablando de tuchipa, he dejado parando el café, ya se habrá secado de tanto hervir. Voy a verlo, comadrita, para tomar nuestro cafecito rupa-rupa, tal ves de esa manera nos pase el miedo,  Acompañame, Zoilita, a la cocina.
ZOILA: Tengo miedo, doña Prudencia.
SHESHA: No te preocupes, Zoilita, yo les acompaño, porque yo le hago correr al tunchi echándole kerosene en su ojo. (salen).
MAIGA: Ah chambonazo, después ya pué cuando te hace cursear el miedo vas a estar tranquilo, afuán  de llevarte donde doña Etelinda para que te cure del espanto.
UN NIÑO (entrando): Mamita, vamos a dormir, mañana tengo que ir a la escuela.
MAIGA: Espera un poquito, hijito, aurita viene el cafecito, la comadre ha hecho tortillitas y rosquetes para que nos convide,
NEPTALÍ (Entra en escena.): Comadre, solita estás despegando; y así la Prudencia quiere entregar esta paja mañana, iden que va a terminar así.
MAIGA: Ay compadre, aquí estamos de miedo; no pues a mi Zoilita le ha hecho correr el tunchi cuando se ha ido a obrar.
NEPTALÍ: Qué clase de tunchi habrá sido Yo que estoy  viniendo desde la banda de Trancayacu de buscar mi peón para mañana noy visto ni escuchado nada; mas bien cuando estoy por llegar  un urcututo ha pasado volando por mi cabeza y se ha asentado en la cumba de tu casa y se ha puesto a cantar; yo creo que le has hecho hallar, cumita; de repente otro muchacho ya se ha atajado.
MAIGA: Diosito que no permita, con los ocho que tengo ya está bueno.
NEPTALÍ: No digas eso, cumita, porque buenamoza huayra-huayra todavía estás; de vicio que aguantas cuatro llullos más todavía.
MAIGA: No me asustes, compadre.
PRUDENCIA: (Entra en escena llevando café y bocaditos): Sírvete, cumita. Una ricurita está este cafecito; sólo estos rosquetes casi se chamuscan y estas tortillas apiachos ya vuelta han salido.
MAIGA: Qué ha de ser, cumita, todo lo que usted hace siempre sale rico; por ejemplo, ese fane avispita que me has invitado el otro día, hasta aurita no sale su ricura de mi boca, mientras yo, manamishqui soy cocinando.
PRUDENCIA: Ay, comadrita, mentirosilla.
MAIGA: Cumita, este shuntito nomasiá falta despegar tu paja.
PRUDENCIA: Sí, comadrita, rapidito ya vamos a acabar. (Silba el tunchi).
¡Cristo de la Agonía! El tunchi está silbando otra vez, y cerquita.
MAIGA: Ay comadrita, mejor le llevo esta pajita a mi casa, mañana te entrego bien despegadito; ese tunchi ya se está poniendo muy sinvergüenza; de repente nos a de querer jalar así.  Vamos Zoilita.
SHESHA: Yo les acompaño, a mí me tiene miedo el tunchi.
PRUDENCIA: Gracias, cumita, Diosito te ha de pagar.
MAIGA: Me has de avisar, cumita, para ayudarte, tú que siempre beneficias paja. Chau, cumpita.
PRUDENCIA: Vamos a dormir ya, viejo. Quiero cobijarme ya, y con el miedo bien changaditos vamos a dormir.
NEPTALÍ: Si es así, ojalá todas las noches silbe el tunchi, tan rico que es dormir bien apretaditos, tagllándonos toda la noche.








(Mitos, Leyendas y Cuentos Peruanos se terminó de imprimir en los talleres de la imprenta del Ministerio de Educación Pública, en Lima, Perú el día veintinueve de Noviembre de mil novecientos cuarentisiete.)

De la sección SELVA  del libro cuyo título figura en cabecera del post seleccionamos:

                                            La Carachupita Shitarera

Relatado por Ulises García, de 56 años de edad al preceptor Guillermo Izquierdo Ríos,
en Tarapoto, capital de la provincia de San Martín, Departament del mismo nombre.


    

        Cuando una carachupa (armadillo) estaba pescando shitaris en un río, se le acercó un tigre y le dijo: “Sobrino carachupa”, regálame un shitarillo”. Y la carachupa le regaló dos.

        Como el tigre le pidiera más y más, la carachupa le dijo : “ Tío, ya vas a acabar mi shitarillo; entra tú también al río a buscar”.

        El tigre se metió al río, pero no podía pescar shitaris, porque flotaba demasiado. Entonces, la carachupa de dijo: “ Tío, voy a buscar una soga en el monte para amarrarte 2 piedras en el pescuezo, y puedas así “buzar” en el río y agarrar shitaris”.

         La carachupa regresó del bosque trayendo una soga y le amarró al tigre 2 grandes piedras en el pescuezo. Este con el peso, se hundió por completo en el río y se iba a ahogar, pero con manotadas y sacudones logró romper la soga y libertarse, persiguiendo inmediatamente a la carachupa, la cual al darse cuenta del peligro, corrió y se subió a un árbol, llevando una piedra grande y cuatro shitaris. Cuando el tigre llegó junto al tronco, la carachupa le dijo: “ No me comas, tío tigre, te voy a dar estos cuatro shitaris; abre tu boca y cierra tus ojos”.

         El tigre hizo lo que le decía su sobrino carachupa y éste, en vez de los shitaris, le soltó la piedra y le rompió las muelas. El tigre, reanimado luego del golpe, volvió a perseguir a la carachupa; la cual, viendo que el tigre: iba a darle alcance, se paró y el dijo:”Espera tiíto, espera tiíto; quiero leerte esta carta que acabo de recibir.

        Escucha......”  ( La carta era una hoja en blanco de setico). La carachupa leyó en voz alta: “ Amigo carachupa: Te escribo para avisarte que en este momento va a haber un diluvio para todos los tigres, sin excepción”.

         Luego, dirigiéndose al tigre, le dijo: “ Ya ves, tío, corres tremendo peligro; sube inmediatamente a este árbol; entonces, la carachupa sacó un fósforo de su bolsillo y encendió el árbol diciendo al tigre: “ Tío, ya viene el diluvio, Ya viene el diluvio”.

        El tigre murió carbonizado y la carachupa regresó al río a pescar de nuevo, tranquilamente.




                           EL PAUCAR
Recogida por el preceptor Julio C. Vergara, en Iquitos, capital de la Provincia de Maynas y del Departamento de Loreto


      Cuentan que en un pueblo de la selva hubo un niño que siempre usaba pantalón negro y chaqueta amarilla. Además tenía demasiada suelta la lengua, pues a la menor noticia que oía la propalaba inmediatamente a los cuatro vientos y en un abrir y cerrar de ojos ya lo sabía la población entera, y más aún, solía burlarse de las flaquezas del prójimo, razón por la cual se hizo mal querer del pueblo, quien no veía la hora castigarle y corregirle esa debilidad.

      En una de estas ocasiones contó que una vecina anciana Mama Llicu era runa mula y que los viernes por la noche volaba montada en una escoba, noticia que en el acto llegó a oídos de la anciana; y como ésta era un hada disfrazada, decidió inmediatamente aplicar un severo castigo al incorregible niño. Con una varita mágica que llevaba en la mano, le dió un suave golpe en la cabeza, convirtiéndole al instante en un ave de color negro y amarillo -a semejanza  del color de sus vestidos-, al que llamó Paucar.

El muchacho, aún convertido en un ave, no se ha enmendado de su defecto y continúa propalando las noticias. Por eso es que continuamente oímos decir que cuando canta el paucar es buen augurio, pues está anunciando la llegada de cartas, telegramas, visitas y buenas noticias.

      El paucar es muy inteligente; imita con perfección los cantos y llamados de los campesinos y de algunos animales, en especial, el cacareo de las gallinas. Por eso los indios dan de comer a sus hijos el cerebro bien caliente  de este animal, con el objeto de que sean inteligentes y aprendan pronto las cosas que les enseñan.

      Este pájaro siempre tiene presente el castigo que le impuso el hada y por eso construye su nido en los árboles más altos, junto a caserones de avispas, para su defensa.





                       Werner  Bartra Padilla   Moyobamba (1970). Profesor de lengua y literatura y abogado por la Universidad...